junio 02, 2009

Tiempo

Se sentía tan desorientada, jamás había pasado por esto antes. Nunca un hombre la había rechazado en la cama; se sentía ínfima, más pequeña que un caracol en la jungla. Nunca pensó que esto le sucedería, años atrás era (o creía que era) una fantasía sexual para cualquier hombre, pero hoy ese hombre que dormía a su lado, sin enterarse de sus pensamientos, era quien la hacía ceustionar su manera de entregarse. Hoy sólo pensaba que ya no era deseable, quizá era muy ordinaria para él, o simplemente ya no encendía las sábanas como antaño... Antes no había momento en que él no quisiera poseerla, en cualquier lugar y momento del día; hoy tenían que pensar si había algo más que hacer o debía levantarse temprano, e incluso así se volvía todo cuestión de 10 minutos y luego a dormir. Ella lloraba en silencio, porque ya se había cansado de pedir más atención, prefería llorar por los buenos recuerdos, rememorando esos días interminables en que el sexo reinaba en cada rincón de la casa... sabía que ya no volvería. Ella lo amaba y lo seguía deseando con cada centímetro de su piel, pero él prefería ver televisión o dormir. Finalmente, sabía que ella siempre estaría ahí para cuando él quisiera saciar su sed de sexo. Si la tomaba en sus brazos ella se derretía y pensaba que volverían a las locas tardes de juventud, pero luego de los 10 minutos que siempre duraba todo, vovlía a la realidad. Si tenía suerte le haría cariño un rato y luego dormiría, sino simplemente cerraría sus ojos y abrazaría a Morfeo. Hacía tiempo que ya no era lo mismo, cuando recién se conocieron no existía día en que no se fundieran en una llama de deseo; pero con el tiempo él siempre estaba cansado y prefería ver televisión que pasar un tiempo con ella. Las caricias se fueron haciendo mecánicas y sin rumbo; finalmente los encuentros se distanciaron y con suerte eran una vez a la semana, aunque siempre con rapidez y casi por cumplir. Ella no se sentía deseada, pensaba cada vez con más frecuencia que la llama se apagaba, lo sentía lejano y egoísta. Ella siempre estaba para él, pero lo contrario no pasaba y se sentía sola y triste. Si accedía a los encuentros sexuales que él pedía era para volver a sentir que su cuerpo era deseado por ese hombre, pero siempre terminaba llorando y con él durmiendo al lado... Mujer rota, mujer sola, mujer triste, mujer con ganas de amar, pero también con ganas de ser amada y deseada como en su juventud. Quizá eso ya no era posible, quizá sólo era ilusión....