agosto 25, 2007

Andres y Susana: Un triunfo del Mar

Se conocieron un día de invierno en la playa, raro, después de todo la playa recibe sus visitantes en verano. Pero ellos eran dos almas flotantes que divagaban entre añoranzas y recuerdos con el mar como escenario prinicipal.
Ella aún sentía su piel ligada a aquel marino que se perdió en las profundidades del océano, o mejor dicho que se fue en un buque de regreso a su país. Le gustaba pensar que había muerto y que su cuerpo yacía en el inmenso mar, pensaba que así su recuerdo seguiría inmaculado, porque la semana que vivió con él lo convirtió en un ideal que no había podido borrar de su cabeza. Más de 8 meses ya habían pasado, pero el recuerdo de aquel navegante recorría sus venas y salía por cada poro de su cuerpo. Lo único que deseaba con todo su corazón era volver a verlo...
Él se namoró de una sirena, se perdió en el canto hechizo de una mujer hermosa, pero malvada, radiante como el sol, pero llena de odio por dentro. Estuvo con Marilú poco más de un año, le dio todo lo que ella necesitaba y quería, incluso cumplió sus caprichos más inútiles. Pero se le fue de las manos, la codicia de esta mujer altanera y sin escrúpulos lo llevó a perder la mitad de su capital, perder su empresa y sus amigos e incluso perderla a ella. Cuando vio que las cosas se ponían de cabezas su mejor solución fue arrancarse con el socio de este miserable que hoy la recuerda mirando la espuma que dejan las olas del mar al morir en la playa...
Así estaban, soñando cada cual con su pasado y reviviendo cada momento con el más mínimo detalle cuando el mar los quizo unir.
- Tienes fuego? preguntó él
- Claro, contestó, mientras al mismo tiempo le acercaba un encendedor.
Por sus ojos se cruzó un sentimiento, se podía ver el aura de ambos unida en una sola. Con ese simple diálogo comenzó todo. Comenzaron a hablar de sus vidas y sufrimientos. Se entendía como viejos amigos en un reencuentro.
El dolor que los embargaba por las pérdidas de lo que ellos pensaron era su único amor casi no los dejaba ver que ahí estaba naciendo algo real, verdadero, palpable y sincero.
Después de conversar casi por 2 horas el frío invernal les avisaba que debían marcharse. La despedida fue algo triste, cada cual sentía que debían volver a verse pero no decían nada para hacerlo. Hasta que Andrés le ofreció llevarala hasta su casa, recordando que, por lo que había dicho no estaba muy lejos de ahí. Así caminaron hasta el departamento de Susana...
Nunca olvidarían ese día y menos aún la luna que a esa hora los contemplaba. Siguieron viéndose y hoy ya han pasado 7 años y aún visitan el mar, pero ahora tomados de la mano, con el alma satisfecha y agradecidos del mar por dejar a sus pies el amor que pensaban habían perdido para siempre

4 comentarios:

Macarena dijo...

Así se empiza... En los lugares menos esperados te puedes encontrar a grandes personas... :)

Saludos

PS: Disculpa la demora.

Princesa Dariak dijo...

Cuando uno no busca, parece ilògico... pero el amor es asì.
Bonita historia.

Un abrazo de Luz.

O Profeta dijo...

Desprendem-se gotas do azul na água
O tempo continuará a existir
Ávida terra de assombro
Vacilantes passos no partir

Boa semana

Profético beijo

Ray Kawabata dijo...

La tranquilidad y nada más que el sonido delas olas, supongo que se encontraron en un lugar destinado a unir almas.

gracias por compartir tu relato.